¡DI NO AL BOTOX!
Una de las fórmulas muy probadas para acabar con las arrugas o las líneas de expresión es la aplicación de la llamada toxina botulínica de tipo A, sin embargo, esta no es la mejor técnica, debido a que tiene la capacidad de producir parálisis muscular, provocando un problema de salud grave.
¿Qué es el botox?
El botox (o toxina botulínica de tipo A) es una neurotoxina que es liberada por el botulismo (una enfermedad que surge de una bacteria que provoca parálisis muscular y que puede derivar en problemas respiratorios, náuseas o debilidad).
Al inyectar botox en la piel, éste relaja las fibras de los músculos para disminuir su potencia de contracción. Esto hace que la comunicación con los nervios se corte, de forma que acaba originando una parálisis al no recibir órdenes.
La aplicación del Botox ayuda temporalmente a prevenir la aparición de arrugas sin necesidad de recurrir a una cirugía plástica. Su efecto dura hasta seis meses, sin embargo, aunque parece inofensiva su aplicación, puede llegar a causar un daño irreversible.
Consecuencias:
Parálisis facial. Cuando es mal aplicado ocasiona parálisis facial temporal que puede durar hasta seis meses.
Afecta las emociones. La aplicación de Botox disminuye la habilidad para expresar emociones y entender el contenido emocional del lenguaje.
Afecta el sistema nervioso central. Información publicada recientemente en Journal of Neuroscience confirma en una investigación, mediante diversas pruebas de laboratorio, que la toxina botulínica podría afectar el sistema nervioso central, al disminuir la capacidad de las células para comunicarse a través de los circuitos de la espina dorsal.
Alergias. Cuando no se administra en las dosis y con los métodos adecuados pueden ocurrir alergias en la piel e inflamación en la zona de la cara y la garganta.
Además, puede causar cefaleas, náuseas, si se usan otros medicamentos puede interferir en su efecto. De forma muy extraordinaria, pueden aparecer problemas para hablar, tragar o respirar.
Su uso también está asociado a posibles caídas de las cejas y los párpados. En estos casos, las personas que los sufren suelen tener una sensación de pesadez. Este efecto adverso no es muy común y suele resolverse de forma natural en las tres semanas posteriores al inicio del tratamiento.
Como podemos darnos cuenta, el aplicar Botox implica demasiadas consecuencias no solo a la piel, sino que puede llegar a ocasionar daños en el sistema nervioso central. Te recomiendo que, si quieres tratar arrugas y líneas de expresión en tu rostro, optes por otras técnicas no invasivas y efectivas que te darán excelentes resultados.
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