¿Hacer ayunos prolongados me ayudará a bajar de peso?
Saltarse las comidas es una de las prácticas alimenticias más comunes del ser humano. Existen personas que habitualmente prescinden del desayuno o de la cena por razones que oscilan entre la escasez de apetito y el deseo de realizar menos comidas para mantener el peso y la dieta. Es habitual y a la vez insano, aunque para muchas haya sido una práctica desde el principio de sus días.
El ayuno es la privación del consumo de alimentos, ya sean sólidos o líquidos, que se prolonga durante un plazo más largo del habitual (más de 6 horas) y que ocasiona modificaciones en la estructura y función de los órganos, debido a un aporte insuficiente de nutrientes y fuentes de energía.
Esta acción puede ser tomada por una persona debido varios motivos, como por ejemplo el deseo de disminuir de peso, por práctica religiosa, entre otras. De convertirse en un hábito, puede conllevar a serias afecciones en el cuerpo que podrían causar hasta la muerte a largo plazo.
Las personas que inician el día con un desayuno balanceado, pueden controlar mejor sus niveles de glucosa en la sangre, proveyendo así la energía y los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de todos los órganos del cuerpo humano; de no ser así se favorece a la desnutrición que consigo trae el déficit de fuerza, problemas de obesidad e incluso cardíacos.
Pasan aproximadamente 12 horas desde la cena hasta el desayuno y prolongar más la comida es un mal hábito, incluso es más dañino para el organismo cuando se termina el ayuno, ya que esto aumenta el riesgo de generar en un 21% la diabetes.
El Instituto Nacional de Nutrición (INN) recomienda que no se practique esta acción ya que de esta manera el cuerpo cree que no se consumirán alimentos a corto plazo, adaptando a este a conservar la mayor cantidad de energía posible para resistir gran parte del día, ayudando a que el cuerpo genere un aumento de peso.
Según estudios, se determinó que el índice de masa corporal (IMC) es más alto en las personas que omiten el desayuno, asimismo se demostró que el 27% de los hombres que no desayunan mueren por daños al corazón.
De producirse una adaptación del organismo al ayuno prolongado, indudablemente habrá una disminución del gasto energético, consecuencia de cantidades bajas de glucosa. El cuerpo comienza a usar las reservas de las proteínas que se encuentran en los tejidos para así producir la glucosa, los ácidos grasos y glicerol, los cuales son productos que ayudan a la digestión de las grasas, dando como resultado la acumulación de estas.
A pesar que la mayoría de los tejidos pueden obtener combustible de los ácidos grasos o los cuerpos cetónicos (los cuales son un ácido que contribuyen a la degradación de las grasas), el cerebro no puede hacerla ya que las neuronas necesitan glucosa para cumplir con sus funciones vitales.
Una alimentación cerebral anormal trae serias consecuencias en el sistema nervioso, generando una alta probabilidad de producirse una desnutrición prolongada que dejará secuelas en el cerebro por lesiones en las neuronas, llegando (en caso extremo) a ser irreversibles.
Otra consecuencia que genera el ayuno prolongado, es el déficit de calcio lo cual dificulta el proceso de mineralización ósea, ocasionando posteriormente la osteopenia o la osteoporosis, las cuales son afecciones que pueden llegar a ser irrecuperables en algunos casos.
La buena alimentación radica en elegir las porciones adecuadas de los diferentes grupos alimentarios para generar mayor habilidad mental, además de tener los niveles adecuados de grasas y colesterol, consumir frutas con alto contenido de fibra como la piña, por ejemplo, ayudan a regular el azúcar en la sangre.
¡Cabe destacar! que cuando se ingiere cualquier tipo de alimento, este pasa por un proceso en el cual los hidratos de carbono se convierten en glucosa y posteriormente se van a la sangre; pero en el tracto intestinal se detectan las concentraciones de azúcar y este ordena a las células para que liberen la cantidad adecuada de insulina, logrando que la glucosa se transforme en energía y sea aprovechada de la mejor manera por los tejidos.